domingo, 4 de julio de 2010

Mi coluna

A la orden del día
Alfredo Páez

65 días en huelga de hambre y nada.

Poco más de 10 meses tiene que se “exterminó” la paraestatal Luz y Fuerza del Centro y con ella el Sindicato Mexicano de Electricistas, sin embargo sus agremiados siguen al pie de la lucha resistiendo llueva truene o relampaguee.

Desde aquel 10 de Octubre al filo de la medianoche continuando con la euforia y la emoción, pues la selección Mexicana había derrotado a su rival número uno, si, goleo cuatro a cero a Estados Unidos, “¡genial! ¡Con esto México demuestra que si es una potencia!” por todos lados se escuchaba alegría y felicidad pues muchas familias le van a México aunque gane (pues siempre pierde). Fue el momento perfecto para llevar a cabo tan inigualable hazaña pues causa de un ataque sorpresivo (transmitido en vivo por las televisoras de la oligarquía Televisa y Tv Azteca) la toma de las instalaciones fueron tomadas por elementos de la policía Federal con resguardo del ejército, si, aunque suene difícil de creer Felipe Calderón ordeno la desaparición de la paraestatal LyFC pasando por encima de las facultades constitucionales de la cámara de diputados, violando el artículo 27 de la constitución y pisoteando la ley Federal del Trabajo y el Contrato Colectivo de Trabajo, despidió injustificadamente a más de 44 mil trabajadores y dejó en la calle a más de 22 mil trabajadores jubilados. ¿Argumentos?, Si, demasiados, Calderón apareció en cadena nacional serio, muy serio, contraje negro y una banderita en la solapa del traje, en 10 minutos y cuarenta segundos explico las razones por las que debía desaparecer LyFC “fue desarticulada a causa de el enorme desfalco económico que presentaba ya que se le daba dos veces el presupuesto anual que se le otorga a la UNAM”. Lo que se le olvido decir es que LyFC hacía un gran esfuerzo por mantener la infraestructura casi obsoleta ya desde hace más de 40 años, además de pagar las deudas que la CFE le traspasaba, también se le olvido mencionar que LyFC es un estorbo dentro del juego por las licitaciones por la fibra óptica, si, el SME había celebrado algunos tratos con empresas españolas entre ellas WLCOM para ofrecer el servicio de triple play: clable teléfono e internet además de luz eléctrica, ¿comodidad y el esfuerzo por encontrar precios económicos para los mexicanos? ¡Si de eso se encarga el gobierno! Si no me creen presten atención a la respuesta gubernamental a solicitud de las investigaciones del semanario proceso desde el mes de abril, para empezar el gobierno calderonista reconoció haber elaborado el expediente llamado Luz y Fuerza del centro; Agosto de 2009 y el titulado Acta de la primera sesión extraordinaria de la comisión intersecretarial de gasto público, financiamiento y desincorporación 2009. Se determinó que “estos documentos podían desclasificarse después de 12 años por causas de seguridad nacional”. ¿Qué esperanzas da a los mexicanos este presidente del empleo dejando en la calle a más de 44 mil personas? Si dicen que tienen pruebas contundentes por las que desaparecieron a LyFC ¿Por qué no las muestran?, no, no queridos lectores las verdaderas razones por las que destruyeron a LyFC pueden ser muy resonadas para nosotras, podremos imaginarnos mil cosas como por ejemplo que el SME era el sindicato más combativo de América Latina, y por ende uno de los mayores brazos políticos de la oposición, y a la par relacionarlo con el austero negocio de la fibra óptica (ganado en gran medida por televisa recientemente). La verdad, pues la sabremos a la vuelta de la esquina en no más de 12 años y nada más, por lo tanto no nos queda más que recibir nuestro PAN y circo (a excepción de esos pobres ex trabajadores, sufriendo en la plancha del zócalo) y quedarnos como el chinito: nomás milando.

Apreciación de la columna de Rafael Cardona del diario "La Crónica de Hoy"

Páez Galindo Jesús Alfredo.


Nombre de la columna: “El cristalazo”

Periodicidad: todos los días exceptuando los sábados.

Periódico y sección: La Crónica de Hoy en la sección de Opinión

Temas recurrentes: siempre bajo la coyuntura.

Tipo de columna: no especializada, porque no usa un lenguaje tan completo, aunque se ve que está al día en la información.

Breve biografía:------------------------

Principales fuentes. Parece que en ocasiones va al lugar de los hechos y sobre eso escribe en su columna, y al parecer también se vale de noticias que se dicen un día antes ya sea por radio o televisión.

Lectores meta. Pienso que por lo mismo que su lenguaje es bastante digerible los lectores meta puede ser todo tipo de gente que se interese por saber temas un tanto relevantes yo apostaría a que el columnista se dirige a personas con grado mínimo de bachillerato completo.

Estilo: en ocasiones se vale de la metáfora y el sarcasmo, por lo regular es un tanto serio con los temas que toca aunque al momento de leerlo el lector puede sentir como si estuviera conversando con él.

En general me parece que es un periodista que es consciente de muchas de las injusticias de nuestro país, aunque hay ocasiones en que se limita mucho. Tiene mucho jugo para exponer y no lo dice, puede ser porque su estilo es de los calladitos o porque la chamba en el periódico de verdad es necesaria. No lo sé. Pero para mi gusto informa a medias.

Mis dos o tres caídas (sin límite de tiempo)

Mis dos o tres caídas. (Sin límite de tiempo)

Huele a gloria. Huele a gloria después de terminar una pelea en el campo de batalla.

La gente grita, chifla, brincan de sus asientos, lanzan puñetazos al aire y cobran sus apuestas, continúan con ese ritual tan maravilloso que llena de orgullo a los vencedores, mientras tanto, sigo observando desde el lugar a donde pertenezco… la lona.


Ayer la visité. Se veía tan guapa como siempre, usaba ese uniforme de cuero ajustado que calentaba la pupila de cualquier sucio animal, yo por mi parte me dedicaba a cuidarle las espaldas, desde luego que no por ese hecho éramos novios, no. A Edhit, a esa muñequita la conocí después de un encuentro en el que resulté victorioso, mi preparación para la pelea contra El Mascarita resultó eficiente pues hasta la afición me siguió a los vestidores para fotografiarse y pedir consejos para los niños. La muñequita no me quitó la vista de encima, pienso que le atrajo mi fuerza y mi técnica en el cuadrilátero. Nunca me había sentido más orgulloso, mira que ser ejemplo para otras personas y ser atractivo para las mujeres ya es mucho para gente de mi calaña. Desde luego que no me quité la máscara sino ya hasta varias cuadras delante de la arena.
La historia de nuestro amor comenzó aquélla tarde saliendo de la secundaria, paseaba por el barrio cuando se hacían promociones a la gente que transitaba, invitándolos a ejercitarse en el centro de recreación más conocido de toda Ciudad Neza: el Yak´is Gym. Por un segundo me imaginé jalando en los aparatos y dando maromas por ese ring nuevecito. El sueño me duró un segundo pues era tan gordito en ésos días que prefería ver por el canal de las estrellas a los verdaderos héroes de la WWE. Gacha mi calavera por ser tan ocioso, pues a menudo recibía palizas y sufría de todo tipo de abusos, desde que me quitaran mi dinero hasta que me bajaran los tenis, si, así de gandayas son los chavos de segundo y tercer año, y peor aún si eres hijo único, no hay nada tan triste que no gozar de un hermano mayor que te defienda. Eso… eso fue lo que me orilló a visitar el lugar donde se forjaban los hombres, de nada servían los regaños y castigos de mi padre, yo seguía practicando la lucha libre, que al paso del tiempo se convirtió en el amor de mi vida.

Los papeles se invirtieron, pasaron varios años y crecí, crecí descomunalmente, ese era mi momento.

-Seis contra mi besarán el pavimento, tengo los elementos desde el sexto hasta el primero. Desde niño estuve temblando a sus espaldas, hoy vine a destrozarlos, saben bien que puedo, ninguno estaba preparado para ser humillado-torturado-sometido. Desde niño estuve temblando a sus espaldas y ahora soy su sudor soy su terror, soy la raíz de todos sus traumas, lloren o rían siempre estaré reflejado en sus pupilas. Gritan, suplican, imploran que no siga-. Ese era mi momento después de muchos años de saldar mis cuentas con esos gandayitas a quien nunca olvidé.

Huevos, leche, carne, frutas y mi amado jugo de naranja con apio, de todo tenía que comer en la semana, mi madre al igual que mi manager era muy rigurosa a la hora de ingerir los alimentos pues no me permitía pasar nada al estómago sin masticarlo veinticinco veces. En ocasiones se paraba a servirme más comida y al dejar el plato en la mesa tocaba mi espalda diciendo: “vas creciendo mi amorcito, también te vas poniendo muy fuerte”. Y así fue durante los siguientes seis veranos. A la hora de la comida platicaba con mis padres todo lo que hacía en la universidad, lo mucho que me gustaba, lo mucho que aprendía. Claro que jamás dejé de lado a mi amor… la lucha libre.

Pensé que mi padre me volvería a prohibir seguir entrenando al ingresar a la facultad, pero no fue así, al parecer también llegó a enamorarse de mis entrenamientos, de las veces que salíamos a correr desde temprano, de verme cargar aparatos y discos pesados, de las competencias y torneos en las que se sintió tan orgulloso por mis victorias, si creo que también llegó ser parte de su vida, nunca olvidaré la tarde en que Eliseo Flores (mi manager) me dijo que estaba apto para mi primera pelea, pero tenía que hablarlo con mis padres, de momento mi jefe no accedió pero con la intervención de mi madre terminó ayudándome a diseñar mi máscara y a formular mi nombre.


-Lucharaaaaán de De dos a Tres caías sin límite de tiempo. En la esquina rojaaa representando al club deportivo Francisco I. Maderoooo, con un peso de 80 Kilos: ¡¡Mini Brazo de PLataa!! Y en la esquina azul representando al club de lucha libre Yak´is Gim con un peso de 82 kilos: ¡¡Blaaaack Pantheeeer!!

Ese es mi nuevo nombre, desde luego que no muchos saben mi verdadera identidad, pero algunos me identificaron al salir de los vestidores por la forma de mi cuerpo, -eres inconfundible, ese abdomen tan bien formadito y el lunar en tu pecho te delata- me dijeron algunos amigos que asistieron para echarme porras.

Sólo tenía quince años pero jamás olvidaré la primera vez en que recorrí el camino al cuadrilátero, llenándome de adrenalina a causa de los gritos de la afición, las gradas completamente oscuras pero llenas de gente sedientas de un espectáculo que los hiciera sentir vivos, al final de ese camino las luces en los más alto iluminando como estrellas en el cielo la negra noche y anunciando lo que sería el principio o el fin de tu carrera. Vi a mi contrincante a los ojos y él me vio, noté una furia y odio hacía mí, por primera vez en mucho tiempo sentí miedo, ese miedo helado que te recorre por las venas y te paraliza el cuerpo, tenía brazos más grandes que los míos a pesar de no ser más alto que yo, su pecho era digno de un fiero guerrero que había dejando mordiendo la lona a tantas luchadores que al parecer ya había olvidado la cuenta. Eso me paralizó y solo pude alzar mi mano en forma de saludo cuando mencionaron mi nombre.

Pasaron las presentaciones del referee y sin más Mini Brazo de Plata me fue encima dejando de lado la técnica y la elegancia del espectáculo, me tomó de la máscara (que por poco me arranca) y me azotó contra el poste del ring, una y otra vez golpeó mi cuerpo y pateó mi trasero, me golpeo con el antebrazo en mi rostro provocando una fuerte caída, lo primero que vi al abrir los ojos fue su enorme cuerpo a punto de caer como plancha en mi pecho, por instinto giré pero cuando intenté levantarme ya tenía su pié en mi cara, me pateó y rodé para terminar de espalda arriba me tomo de los brazos apoyando un pie en mi espalda y jalando muy duro mis extremidades para que yo pidiera clemencia y el pudiera gozar de una victoria más.

Mala suerte la suya pues a todos se les acaba el veinte, dentro del martirio que estaba padeciendo pude ver el rostro aterrado de mis amigos y a su lado la cara de coraje de mi padre consolando a mamá, eso me llenó de furia, no sé cómo pero golpee sus huevos, de inmediato cayó agarrándose su tesorito, era mi turno de vengarme; estiré mis brazos a los lados y caí en repetidas ocasiones en una de ellas dejé caer mi codo en una parte muy sensible: la yugular. Dejé que se levantara para darle la zarandeada de su vida pues no dejó de rebotar en las cuerdas, calló tendido ya para terminar con el escarmiento lo levanté de las piernas hasta donde pude y lo azoté en la lona, lo que produjo que hasta el polvo se levantara, lo puse espaldas planas a el piso y salí victorioso de mi primera pelea, con el cuerpo lleno de sudor y un cansancio que se disfrutaba, pues era el sabor de la victoria, el referee me levantó la mano derecha y hasta ese momento me percaté de que la afición seguía ahí gritando como orangutanes satisfechos por el debutante amateur Black Panther.

Y así se fue cumpliendo mi récord, poco a poco me hacia experto en el ring y copiaba las llaves y movimientos de mis enemigos más mortíferos como fueron: Niño de Oro, Kamala, Apache, Smokey, Frijolito, Mini Porky, Mascarita 2010, Electrónico, Blue Panther, El Esclavo, Mil máscaras y muchos otros más, de algunos de ellos tomaba movimientos intentando mejorarlos para una optima realización pues me libré de muchos de ellos gracias a la falta de práctica de sus inventores, las cuerdas se fueron haciendo amigas mías y con su ayuda logré hacerme de miles de fans quienes se volvían locos por la manera en que le caía a mi adversario encima ya fuese dentro del ring o en las gradas. Fue así como conocí a algunos socios que me llevaron a la pantalla chica, la empresa Televisa se hizo cargo de dar difusión a los espectáculos de lucha libre por las noches, hora en la que aseguraban tenían un mayor rating. Un minuto en un comercial en el canal 2 a las diez de la noche hacía que la Arena México se convirtiera de nuevo en el centro de espectáculos de lucha libre en vivo más grande de México. Cuanto bien nos hizo Televisa, nos dio todo, dinero fama, influencias, bastaba con otro minuto en el canal más importante de algún estado de la República en el que presentaba a pelear para que el lugar estuviera a reventar, y como no, si a nosotros nos pagan bien, pues hay que devolver el favor, si, haciendo miles de comerciales legitimando el poder y el imperio de Televisa que en ese entonces estaba al servicio del poder. Pero mientras nos pagaran no había problema alguno, pensábamos que al Consejo Mundial de Lucha Libre ni los dioses lo quitarían de su puesto. ¡Aja!

Fue la pelea de lucha libre más esperada del siglo, o eso dijo Televisa. Ahora que lo pienso tuve suerte de involucrarme con personas que te llevaban a la gloria en la lona, en buenas lonas, nunca di un espectáculo callejero y un luchador de mi categoría nunca lo dará. La gloria que se vive en el cuadrilátero bajo las luces, los promotores peleándose unos a otros porque te hicieran llevar tan solo un logotipo en tu cuerpo de alguna marca prestigiada era signo de poder, de influencia, de que en verdad tu trabajo era de calidad.

En mi última pelea clasificada retando el ya muy famoso Mascarita, por el cinturón de oro (batalla que por cierto no fue nada sencilla pues peleamos máscara contra máscara) se sentía un aroma de inseguridad, después de tantas peleas contra contrincantes muy feroces, siempre existió un poco de miedo dentro de mí, pero ese miedo lo transformaba en coraje, en rabia para pelear y dar un espectáculo que a la gente le gustara, sin embargo la noche tenía algo muy raro. Para mi era un día como cualquier otro, como de costumbre llegué a la Arena México a solas en mi Harley, entre por la puerta escondida asignada a los luchadores, pero antes de entrar tuve el vago pensamiento que esta ocasión la pelea sería mucho más intensa que en otras ocasiones, y así fue. Me cambié de ropa, saqué de mi casillero las cosas más importantes y cuando menos vi el lugar ya estaba repleto de periodistas esperando autógrafos y exclusivas, como pude y con ayuda de mis sparrings pude salir de tremendo ataque, pronto escuche mi llamado al ring y al momento en que me dirigía a la arena esperé a que el referee gritara mi presentación y así fue, aquel tipo vestido de pingüino con voz aguardientosa y a todo pulmón me presentó como el retador por el cinturón de oro. Los aplausos, silbidos, confeti por doquier, pétalos de rosas y hasta algunos billetes galardonaron mi entrada, ese instante me llenó de orgullo y eliminó ese horrible peso que llevaba encima.

Aquel hombre de avanzada edad (por su mirada y su cuerpo cansado) defendía como perro sarnoso lo que con muchos años de esfuerzo y trabajo alcanzó, la gente nos arrojaba cosas al ring, las abuelitas y esposas gritaban como maniáticas desesperadas, los niños silbaban y algunos señores hacían bromas pesadas, todo eso al mismo tiempo que prestaban la atención necesaria para el inicio de tan esperada batalla. Le apodaban el mantequilla, si, por la forma en que se escapaba de los brazos de sus contrincantes, una tras otra se fueron acabando las llaves que el mantequilla aprendía con su memoria fotográfica, pero eso no era lo más difícil de todo, eso no era nada, pues para llegar a tocarlo siquiera un poco tenías que abrirte paso entre los tres enanos que lo protegían como fieros canes. De la nada brincaron estos chaparritos (más conocidos como los Tres Mascaritas porque eran una copia del Mascarita solo que en miniaturas) ensalzando sus maromas en el aire, fue un espectáculo de película, si, como en una película de ninjas brincaban al aire dando marometas acercándose hacía mí. A pesar de ser pequeños pegaban salvajemente y sus movimientos eran tan agiles que no podía tocar a ningunos de ellos, se me amontonaron entre los cuatro golpeándome e intentando quitarme la máscara, de pronto tomé a uno de ellos de sus colores y su máscara salió por inercia. A los otros dos enanos los enfrenté mientras el mascarita me hacía una de sus suertes más peligrosas, caerme por encima desde lo alto, le salió el tiro por la culata, pues con eso solo logró acabar con uno de sus enanos, el tercero al ver la mala puntería de su jefe se quedó perplejo lo que permitió que su máscara volara hacia la afición.
Podía sentir su respiración, no jadeaba como muchos otros, seguía como nuevo, y la hora de la verdad se acercaba, me prendió con una llave china de la que me zafé muy fácil. Mi sudor le caía en el rostro, logró voltearme espaldas a la lona y sacó le calzón una bolsita con lo que podría ser su salvación: sal. La arrojó en mis ojos, utilizó bien el momento en que tambaleaba pues me castigó tan brutalmente como un gorila en defensa de su manada. Y fue así como decidí liquidarlo sin misericordia.

Sin poder ver mucho reuní todas mis fuerzas, que hasta la féchame sorprende lo tomé de la cabeza y lo azoté en el poste del cuadrilátero hasta que la sangre había hecho ya un cargo de sangre, cayó desmayado y no me hice esperar para reclamar lo que era mío.
La lona se cubrió de billetes hechos bolita por la gran pelea que ofrecimos esa noche, el público se levantó de sus lugares y muchos de ellos subieron al ring a cargarme o tomarse una fotografía conmigo a la par de ello destapaban botellas de chapain, yo sólo podía ver flashazos y confeti.
Una vez estando en los vestidores conocí a esa bella muñequita que con el tiempo se convirtió en mi esposa y que a menudo la visitaba en motocicleta para cortejarla. Ella fue mi inspiración para defender mi título por lo menos en diez ocasiones.

El tiempo pasó, me convertí en una leyenda, pero ahora Televisa nos dio la espalda, innovación, gente fresca, nuevas ideas. Eso fue lo que terminó con nuestro negocio de la lucha libre, pues para ellos sólo era un negocio y cuando dejó de ser rentable, simplemente nos convertimos en fantasmas. El CMLL sirvió para nada, con una mano en la cintura dejaron de transmitir un bello espectáculo de hazañas y piruetas voladoras, por un espectáculo de amenazas y gritos, es más cambiaron la fuerza de los hombres por las palabras de una verdulera. No es más que un montón de “hombres” inflados por anabólicos, eso tiene en sus filas la WWE.
Llegó rápido y se fue rápido. Siempre me advirtieron de no confiar en los promotores, jamás entendí, no porlo menos hasta el día en que supe que mi carrera había sido financiada por muchas marcas y ahora estaba completamente endeudado, me quitaron hasta la camisa, por lo menos no se llevaron al amor de mi vida.
Y aquí sigo, en el Yak´is Gym entre el polvo y los viejos aparatos con los que alguna vez me ejercité para pelear, entreno niños que más que un deporte lo ven como una forma de acercarse a sus héroes, y cuando pregunto ¿quiénes son sus héroes? Responden afanosamente:
Blue Demon, El Santo, Blue Panther, El Huracán Ramírez, Black Phanter… etc.
La pantalla nos borró, pero vivimos donde el pueblo nos recuerda, en la gloria del ring.

Mis dos o tres caídas. Sin límite de tiempo.

entrevista de semblanza

No estudié para chismoso.
Mi labor es informar: Alejandro Páez

por Alfredo Páez
Lunes 14 de junio de 2010
Alejandro Páez, no renuncia de su empeño en la vida, el quehacer informativo, el día a día y la velocidad de informar de los hechos más relevantes de nuestra sociedad con el único fin de presentar la nota de la manera más objetiva posible.
“Después de trabajar en varios periódicos se aprende demasiado, dice, acompañado de libreta y pluma files y necesarios utensilios de trabajo” asegura.
A sus 44 años de edad y 17 años de labor periodística tanto en el periódico Reforma como en El Diario de México y actualmente en La Crónica de hoy, afirma que la vida lo ha llenado de experiencias en el ámbito informativo “pues no es tan fácil mantenerse al margen, la nota no tiene horario”, cursó la licenciatura de Comunicación Social en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) unidad Xochimilco.
“la UAM me abrió las puertas hacía mi pasión en la vida” después de renunciar a la carrera de Economía en la UNAM, “pues no era para nada lo mío”, optó por entrar a una licenciatura de carácter multidisciplinario.
Lee historia y filosofía; en literatura sus autores favoritos son Miguel de Cervantes y William Shakespeare, además de disfrutar algunas de las obras de García Márquez como Cine años de soledad y memorias de mis putas tristes “porque creo que es la más lograda en el sentido de contar a detalle las vivencias de una familia, muy semejante a la realidad”

Pasión irrenunciable
Cuenta la leyenda que Páez comenzó a escribir después de darse cuenta que su vocación no era la radio, (aunque este género comunicativo le producía una mayor exaltación en la vida) “después de escuchar mi voz en las grabaciones de la cabina de audio me di cuenta que mi vozno era apta para hablar en radio” Por lo que optó en continuar sus estudios sin venirse a tierra y seguir trabajando por su segundo sueño: aparecer en televisión.
“nunca me imagine escribiendo en un diario” después de salir de la universidad pasó un año atendiendo el negocio familiar sin respuesta alguna de los medios de comunicación a los que había visitado, fue hasta un día en que recibió una invitación de un amigo para realizar un examen de admisión para recibir un curso de periodismo en grupo Reforma.
“Jamás pensé que pudiera quedarme, pues había una larga fila de chavos que tenían finta de intelectuales, lo que acotaba más las posibilidades de quedarse”. Y sin embargo lo hizo fue uno de los cincuenta afortunados en recibir el curso integrado por periodistas profesionales entre ellos Raymundo Riva Palacio “el curso casi aseguraba quedarse a trabajar en el diario” lo cual también logró por su desempeño y su pronta demostración hacía esa vocación.
“De principio pensé que eso no era para mí, pero después fui aprendiendo “el teje y maneje de la noticia”. “Trabajé en el periódico Reforma de 1993 a 1995 pues mi verdadera rama periodística era la nota política y en ese lugar era muy difícil que te asignaran notas de ese tipo por lo que decidí salirme de ése lugar sin colgar los guantes”.
“En El Diario de México (en el que trabajó de 1995 a 1996) tuve experiencias agradables pues llegué a conocer a mucha gente lo que hizo que mis aspiraciones se elevaran y me hicieran saltar a La Crónica de hoy no fue sencillo pero así es cuando tienes una meta en la vida” en este último periódico ha permanecido desde 1996 escribiendo en la sección de política.
Entre mítines, huelgas, tomas de protesta, marchas, estallamientos de huelgas de hambre, tomas de tribuna, giras de campaña presidenciales y demás es el ambiente al que se ha acoplado en todos estos años, “no es sencillo, en primer lugar porque tienes que ser muy puntual al momento de cubrir una nota, no puedes dejar que alguien te pase la información pues pierdes los detalles, además de poner bastante atención para depurar los temas y hacer lo más atrayente posible el suceso, en segundo lugar hay que tener mucho cuidado en los lugares en donde te toca cubrir, pues tengo un amigo camarógrafo de Azteca Trece que perdió un ojo a causa de un piedrazo cubriendo una nota en una manifestación, bueno eso además del peligro que se corre como periodistas en esta ciudad, una vez escuché a un catedrático decir que en su ciudad natal los periodistas eran personas normales pero en la capital eran héroes. Pensé que nunca me encargaría de estar en el lugar de los hechos y veme ahora, es mi mayor pasión”.
Uno de los sucesos que más le ha sido atrayente fue la gira de la campaña presidencial de Roberto Madrazo en 2006 pues se visitaban tres o cuatro pueblos diarios “ese fue uno de los factores que me atrajeron hacía el periodismo conocer mi país, pues difícilmente lo hubiese viajado de no ser por el periodismo”.
Ha participado dentro de las convocatorias del premio José Pagés Llergo en Tabasco y del premio nacional de periodismo, aunque hasta el momento no ha obtenido ninguno de los dos piensa que el quehacer informativo le ha dado mucho más al paso del tiempo, “las amistades, los lugares visitados y estar vigilando desde fuera ese de ese círculo del poder político y a la par enterarme de los acontecimientos de la vida de la política mexicana han sido los mejores premios que puedo recibir”.
Para él no se debe de tomar una posición a la hora de escribir una nota pues la objetividad dentro de tu trabajo es lo que te mantiene a la vanguardia “es mejor no tomar posiciones a la hora de escribir, cuando conversas con alguien más tus puntos de vista es cuando surge tu posición pero mi trabajo no es manipular a la gente, más bien me tengo que preocupar por informar lo sucedido y en otros lugares daré mi punto de vista.

Tareas del módulo de periodismo:

Reventón en casa Malinche.
por Alfredo Páez. (crónica)

Desde hace algunas semanas se había estado preparando un guateque en casa de los Páez, el motivo, pues no existía, sólo al que le quisiera caer a ciudad Neza estaba invitado. Julio, Fabián y Alfredo los (muchachos de la casa) se las arreglaron para hablar con sus padres. Este sábado 5 de junio se conmemoro una vez más la amistad entre viejos compañeros y verdaderas amistades, Kenny un tipo afroamericano amigo de la familia desde antaño, presumía a todo mundo el bello jardín con el que se galardonaba el recinto de reposo para don Páez y doña Galindo (padres de los chavos que ofrecen la fiesta). Pronto llegó más gente, la pequeña grabadora que tocaba Black is Black de los bravos no era suficiente para apaciguar la cantidad de camaradas que se iban aglomerando conforme pasaba el tiempo, de inmediato tuvo que cambiarse pues sólo era momentánea en lo que esperaban un sonido de a de veraz y todos los instrumentos musicales con los que se tocaría toda la noche.
Conocidos muchos y otros tantos que ni de nombre se presentaron, pues allí solo existen los apodos, a pesar de que la casa estaba casi a su máxima capacidad Fabián colocó un letrero a la entrada de la puerta que sostenía: “nuestro manifiesto dice: si no fuiste invitado a la fiesta, actúa como que si”. Ya sea por obra del espíritu santo o porque los chavos que estaban a unas cuantas casas les dio pena entrar, pues solo se encontraba gente de más o menos la misma calaña, roqueros. Cervezas por doquier hielo como debía de ser y de comer no más que los chicharronesy chetitos, sobre todo mucha dosis de cotorreo por todos lados. Algunos parlando, otros bailando ligeramente y algunos muy pesado, eso no importaba lo indispensable era divertirse. Por supuesto que no faltó la parejita de fresitas que se sentía incómoda pues parecían un rayo de luz en la oscuridad, pero todos se acoplaron, no hay nada que esconder entre CCH (ceceacheros) Universitarios y Xochimilcas. Todos eran en ese momento iguales por la simple razón de ser estudiantes.
Daban las siete de la noche y empezó a tocar la primera banda, ya con unos caballitos encima las chavitas comenzaban a bailar a un ritmo inigualable parecían estar conectadas con la música de Pink Floyd y de Erick Burdon y los animales al momento que en que “mateaban” sus exuberantes cabelleras incitaban a otros a bailar a su lado de la manera más cachonda posible, no tardaron nada en sudar y la fiesta seguía tomando ritmo pues de pronto se apagaron las luces y se izo la neblina entre los bailarines comenzaron a parpadear luces de colores y alguno que otro chavo “ya pasadito” en algunos momentos los asistentes arrojaron espuma que brotaba a presión desde unas latas a todos les tocaba u poco, por todos lados era un ambiente para no olvidar, una sensación satisfactoria cubría a la banda, un día excitante, extravagante y candente, se sentía la bebida en la boca sin haber tomado trago alguno, el sudor de las chavas y las cervezas rociando la cara todo esto bailando al ritmo de Molinos de viento, colocaban a todos en un ambiente de paz y tranquilidad, hasta algunas parejitas se volvieron a enamorar en medio de la pista de baile.
La fila para desahogarse era inmensa pues las chavas eran las que más entraban al recinto sagrado que alivia penas arrojándolas por el drenaje para después darse una maquillada. Una tras otra pasaron las bandas aventándose sus palomasos y covers toda la noche, los vecinos se quejaban y terminaron por aventar a las patrullas, lo cual le valió a todos pues estaban en propiedad privada, bastaba sólo con mantener la puerta cerrada. Pasaron las 3 de la mañana y la casa se iba vaciando, los compitas regresaban a sus casas no sin antes despedirse de los anfitriones y felicitarlos por el buen gusto que tienen por el rock y por prestar el cantón. Así ocurrió hasta que quedaron no menos de 30 personas que armaron una fogata en medio del jardín justo sobre el pasto, según para calentarse, porque los abusaditos estaban a la orden del día solicitando a todos unos globitos para no comprometerse.
Pocas horas fueron las que durmieron en general, pues en la casa de relajación sólo existe un par de accesorias, una cocina, un baño y un cuarto, la mayoría se quedo a lo macho en el jardín y los más delicados se retiraron a una camita, apretados pero cupieron. Eso hasta que dieron las nueve de la mañana y no quedaron más que los borrachos de afición que se encontraban tendidos sobre el pasto y con pruebas de una buena digestión.
Cuando por fin pudieron despedir a todos no quedo de otra más que comenzar la gran labor de recoger y limpiar todo tipo de sustancias (conocidas y por conocerse) no sin antes darse valor con un desayuno acorde a la ocasión, la triada de brothers llevó a sus chavas a degustar una jugosa pizza para que posteriormente perdieran gran parte de la tarde y ni aún así se salvaron de la limpieza del hogar.
Con esto terminó la pachanguita y aquí me encuentro caciqueado, engañado pedo y desvelado escribiendo lo que podría ser un bello recuerdo para la vida.

Saludos a los compas que conocí y al que no échese una por mí.

Lo que hacemos

Hace cerca de cien años, poco después de la revolución mexicana. José Vasconcelos, rindió cuentas al nuevo gobierno sobre la grave situación educativa que en esos días enfrentaba nuestro país.
la respuesta fué inminente.

"Educar a cada mexicano, es como garantizar que cada persona tenga un pan que llevarse a la boca a diario".

las esperanzas (atrás del juego político) de Vasconcelos siguieron firmes, pués se dió a la tarea de forjar una nación que amara a su patria, que estuviese enterada de los verdaderos ideales de la revolución, pero sobre todo, que saliera de esa gran miseria analfabeta - espiritual de la que fué presa desde la conquista en 1521.

llegamos aquí sin nada... sin nada, y florecimos. En la educación, en las ciencias, en las artes, en la agritultura, en la economía.

Y todo ese esfuerzo, toda la lucha que se ha organizado desde cientos de años se ha olvidado, pare que jamás pasó.

En años venideros la futura juventud preguntará con asombro sobre éstos días. Los días en que reisitim0s ante las imposiciones del imperialismo, el dí en que levantamos nuestras banderas en contra de la explotación la discriminación y el racismo, los días en que resistimos para obtener un mundo mejor y bien organizado donde todas las voces se oigan.

"Nuestra lucha es por el respeto a nuestro derecho a gobernar y gobernarnos, y el mal gobierno impone a los más la ley de los menos.
Nuestra lucha el por la libertad por el pensamiento y el caminar y el mal gobierno pone cárceles y tumas.
Nuestra lucha es por la justicia y el mal gobierno se llena de criminales y asesinos.

Techo, tierra, trabajo, pan, salud, educación, independencia, democracia. justicia, paz.
Ésas fueron nuestras demandas en la larga noche de los quinientos años. Éstas son hoy nuestras exigencias."

Aunque el camino es arduo y duro, aunque es conocida la actitud irracional del enemigo, no dejaremos de lado nuestro espíritu combativo.
Podrán vencernos pero jamás doblegarnos.

Después de todo Zapata Vive y la lucha sigue.

Alfredo Páez Galindo

(integrante del Colectivo de Resistencia Estudinatil 10 de Junio)